«La tierra roja de Almagro, impregnada de óxido de hierro, no solo da nombre a esta bella ciudad, sino que también refleja la riqueza de su historia y tradición. Entre suelos cargados de memoria y paisajes teñidos por el tiempo, Almagro se alza como un símbolo de belleza, cultura y conexión con la esencia de la tierra.»
Éste óxido de hierro que le da su color distintivo, es mucho más que un elemento del paisaje: es el alma misma de la ciudad. Ese rojo intenso simboliza la pasión y la calidez de sus gentes, la fuerza de sus tradiciones y la riqueza de su legado histórico. Cada rincón de Almagro, desde sus calles empedradas hasta sus vastos campos, resplandece con ese color vibrante que evoca tanto la fertilidad de la tierra como la fuerza inquebrantable de sus raíces culturales. En Almagro, el rojo no es solo un color: es vida, memoria y espíritu.